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RECETAS III: ACREDITACIÓN AL VACÍO

Esta delicia no tan única ni irrepetible, pero sí compleja, desgastante y costosa, requiere de múltiples ingredientes que al combinarse con recetas previas arrojarán una masa multiforme llamada acreditación de alta calidad, se trata nada menos que del equivalente a la estrella Michelin del ámbito académico.


Para lograr tan alto ministerio, se requieren contactos en el de educación nacional, pero no se adelante, lo primero es formar un grupo de trabajo, y luego, se describen los pasos para llegar al éxito.


Equipo de trabajo:


Nombrar varios decanos enchipotlados al barro, ubicarlos en varias facultades y programas para facilitar el proceso. Ellos, en combinación con directivas mediocres, desinteresadas y rosqueras, de sencilla contratación en el mercado, garantizan, cobrando salarios muy altos, que nadie se interesará por el proceso y que este se irá añejando en soledad.


Como chef principal se asigna a un consultor externo, este puede aliviar la carga de los decanos al barro que siempre están tan abarrotados de pleitesías. Además de este fundamental apoyo, los consultores brindarán una amistad falsa pero conveniente a los primeros, todo sea por la prolongación y renovación de sus contratos.


Decanos y consultores son mejores cuando se creen dueños y señores de la facultad y de sus gentes, si la envidia y el revanchismo los distingue, tendrán experiencia en triturar cada ingrediente que haga parte del proceso y dentro de este, especialmente, los sueños ajenos. Ellos sazonarán la receta con cientos de reglamentos caducos, documentos infinitamente extensos y hasta plagios de otras universidades que repartirán como especias mágicas para solventar los problemas del corto plazo y crearlos en el largo.


Tan importante como coordinador y consultor son los estudiantes. Siempre que actúen como clientes, y no como seres interesados en el conocimiento, caramelizarán la receta repartiendo sus infinitas excusas, peticiones, quejas y reclamos. Los egresados servirán para decorar el plato como es usual.


Secretarias y administrativos ineficientes también brindan su aporte, espolvorean chismes sobre la comunidad entera mientras se debate sobre los indicadores de calidad. Hay que asegurarse de que sus aportes carezcan de fundamento y de que sean exagerados, esto con el fin de crear un caldo de cultivo creciente y así tensionar a las masas.


Cuando el decano enchipotlado y el consultor externo reconozcan que no sirven para nada, diciendo que tienen otras actividades, se recurre a un profesor de tiempo completo para resucitar el proceso. Ojo, en este punto la idea es ahumarlo, aunque la verdad sea dicha, todo docente que asume esta responsabilidad sale quemado.


¡Perfecto! una vez se cuenta con el equipo de trabajo, resta conseguir los ingredientes y combinarlos así:


Reunir al equipo, agotarlo con reuniones y formatos por diligenciar, entorpecer sus decisiones y dar vueltas como perro que persigue su cola es clave. Dividir es reinar según el arte de la guerra, y en esta receta, nada mejor que cada ingrediente vaya por su lado. En palabras de cocina, juntos pero no revueltos.


Cada vez que surjan comentarios profundos responda con la frase, la universidad está pensando en … Esto le permitirá deslumbrar a los comensales, incluso antes de servir el plato, con ello se gana tiempo, mientras que, las promesas emitidas se quedan en planes de trabajo que se revisarán en siete años. No racione las especulaciones, después de emitir la frase resaltada en negrilla, todo vale para aparentar que se sabe de lo que se está hablando y prometer cambios profundos.


Incorpore los proyectos de investigación en salsa criolla de la primera receta, junto con ellos, añada críticas cada vez que alguien presente una idea, esto enfriará los procesos y esta temperatura gélida ayudará a mantener el estatus quo que tanto agrada a los paladares de directivos y personal administrativo de las IES.


Cuando el docente asignado quede aislado y agotado de la inercia directiva, la indiferencia estudiantil, la envidia de colegas y consultores y el CNA presione con las entregas, es momento de que el vicerrector haga llamadas para pedir un domicilio.


La puerta giratoria que es hoy la academia, le permitirá pedir un favor político a cambio de alguna decanatura, una posición en la mesa directiva o, incluso, en la rectoría. No hay que sentir pena por haber fracasado en el proceso, en últimas, una acreditación es como un beso, no se le niega a nadie.


¡Y voilà! Sirva el plato de acreditación de manera despectiva en frente de otras IES a las que no les han contestado el domicilio.


Decore folletos y páginas web con el sello de su alta calidad, vocifere a los cuatro vientos su obtención para aumentar las matrículas. Recuerde que la presentación de un plato importa mucho, que prestigio llama prestigio; ¿o era plata llama plata?


Acompañe la presentación de su plato con un brindis. Esto último es importante, el ministro de educación de hoy puede ser su vicerrector de mañana. Y los taninos se resaltan en compañía de hijos de su madre que entienden a la academia como una puerta giratoria donde un favor se paga con otro. En últimas: docentes somos y en el salón nos vemos.


 
 
 

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